Nola lleva años soltera y ha decidido anteponer el éxito al amor. Sin
embargo, su deseo para Las Posadas de este año es encontrar algo más
junto al atractivo embalsamador que acaba de mudarse a la ciudad para
encargarse de la funeraria tras la muerte de los anteriores propietarios en un
incendio.
La tensión entre Nola y Henry no hace más que aumentar semana tras
semana durante las reuniones del club de puzles a las que acuden juntos. En
el comienzo de Las Posadas, cuando le toca a Nola ser la anfitriona de la
siguiente reunión del club, descubre la presencia de un invitado inesperado
en su nueva casa.
Preparen el pozole y los palos de piñata... porque será sin duda una noche
macabra.