Vladímir Ilich Uliánov, conocido por la Historia como Lenin, nació en Simbirsk el 22 de abril de 1870. Revolucionario marxista, participo desde joven en la lucha contra la autocracia zarista. Convertido en un eminente teórico y vehemente organizador, fue fundador y dirigente del sector bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (luego PC-b), sufrió encarcelamiento y exilio. Dirigió el alzamiento insurreccional de los Soviets de Obreros, Campesinos y Soldados que dio lugar a la Revolución de Octubre de 1917 y ya en el poder fue designado presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, condujo la Guerra Civil y resistió el bloqueo impuesto por catorce potencias imperialistas. Líder máximo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) desde 1922.
Desde el año anterior su enfermedad le impuso cada vez mayores limitaciones y finalmente murió el 21 de enero de 1924, a sus 54 años. Sus contribuciones a la táctica y estrategia de la política revolucionaria marcaron a fuego a todo el Siglo XX y llegan hasta hoy. El vigor conceptual y práctico de sus aportes, y su expresión en el triunfo revolucionario y en la construcción socialista, dieron lugar a lo que posteriormente se denominó leninismo.
Entre sus obras y trabajos más destacados se encuentran El desarrollo del capitalismo en Rusia (1899), ¿Qué Hacer? (1902), Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática (1905), Materialismo y empiriocriticismo (1908), Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo (1914), El derecho de las naciones a la autodeterminación (1914), El imperialismo fase superior del capitalismo (1916), El programa militar de la revolución proletaria (1916), Tesis de Abril (1917), El Estado y la Revolución (1917), La enfermedad "infantil" del izquierdismo en el comunismo (1920). Sus Obras Completas están compuestas por 55 volúmenes.
Un Lenin en la clandestinidad, oculto en alguna aldea cercana a Petrogrado, ya en Helsinki, nos propone una de sus obras fundamentales.
El Estado y la Revolución es la faena de un militante. Su texto nos lo confirma página tras página. Además, en simultáneo con su redacción, Lenin produce decenas de artículos breves, notas y cartas. Todos ellos impregnados de una vehemente certeza: los bolcheviques se hallaban ante una cita con el futuro que era imperioso no desairar. Hay libros que atrasan. Otros pueden avejentarse. Y están¿ ¿los imprescindibles. Que a medida que pasa el tiempö ¿se van haciendo más sabios. Vueltos a leer, les descubrimos¿ ¿aristas que no habíamos entrevisto. En parte méritö ¿del propio libro, de nuestra maduración y/o del encuentrö ¿de alguna vieja tesis con alguna nueva situación. Estö ¿hace grande a una obra. Y, desde ya, es la virtud de El¿ ¿Estado y la Revolución.