¿Qué relación hay entre la vida mental de una persona y los procesos que tienen lugar en su cerebro? ¿Dónde debemos situar nuestras observaciones triviales sobre el pensar, el creer, el ver o el sentir dolor, en el mapa de los descubrimientos de la cibernética o la neurofisiología? Las respuestas a estas preguntas son importantes y permiten unificar las teorías existentes, siempre que se intenta ir más allá de las ideas vinculadas exclusivamente a cada una de las parcelas especializadas que se dedican a investigaciones sobre la mente.