Un delicioso clásico del autor de los «Diarios del agua»: libro de viajes, de paseos bajo las copas de los árboles, que se lee como una plácida novela de aventuras.
«Entrar en un bosque es acceder a un mundo distinto en el cual nos transformamos». Con estas palabras nos invita Roger Deakin a adentrarnos en Diarios del bosque, un libro que bulle con esa curiosidad de la que se nutre la vida. Un texto que desvela el bosque -y también la madera, ese «quinto elemento»- como parte de comunidades mucho más grandes, repletas de historias con un amplio e inolvidable elenco de artesanos, artistas, granjeros, mimbreros o recolectores de nueces, así como de plantas, bardas, pájaros y polillas. Deakin recorre así no solo su Inglaterra natal: su viaje lo lleva hasta bosques de los Pirineos, Australia o Asia Central, en un intento de rozar con su escritura el duramen de una fascinación y un amor por la madera, el árbol y el bosque al alcance de muy pocos.
Roger Deakin (Watford, 1943) fue uno de los protegidos de Kingsley Amis en la Universidad de Cambridge y muy pronto empezó a producir y dirigir documentales, entre ellos dos de la BBC sobre la restauración de su caserío en Suffolk. Su obra «Diarios del agua» (1999; Impedimenta, 2019) donde narra su recorrido por las islas británicas a nado, inspiró otro documental e inauguró la práctica del «wild swimming» en el Reino Unido. Deakin murió en 2006 de un tumor cerebral, y póstumamente se publicaron «Diarios del bosque» (2007; Impedimenta 2023), inspirado en sus excursiones por los bosques más antiguos del mundo, y «Notes from Walnut Tree Farm», una selección de sus diarios de campo.